El Parque Nacional Huascarán, establecido como área protegida el 1 de julio de 1975, y posteriormente designado como reserva de biósfera en 1977 y como Patrimonio Natural de la Humanidad en 1985, se encuentra en el departamento peruano de Áncash. Es reconocido por albergar en su extensión a 20 picos nevados que sobrepasan los 6000 metros sobre el nivel del mar, incluyendo la montaña más alta de Perú y de toda la región intertropical: el imponente macizo nevado Huascarán, del cual el parque toma su nombre.
Índice
Descripción del Parque Nacional Huascarán
El Parque Nacional Huascarán, declarado Patrimonio Natural de la Humanidad por la UNESCO, es un refugio de biodiversidad y belleza natural. Este parque es el hogar de la Cordillera Blanca, la cadena montañosa tropical más alta del mundo, y ofrece una variedad de ecosistemas que van desde frondosos bosques nublados hasta imponentes glaciares.
Importancia ecológica y cultural
Este parque no solo es un santuario para innumerables especies de flora y fauna, algunas de ellas endémicas del Perú, sino que también conserva áreas de gran significado cultural para las comunidades indígenas. La relación entre el hombre y la naturaleza se ha tejido aquí a lo largo de milenios, ofreciendo una perspectiva única sobre la sostenibilidad y la convivencia.
Región de Huascrán
La región del Huascarán ha sido habitada desde tiempos antiguos, con evidencias que datan desde el 12 560 a. C., siendo la Cueva del Guitarrero uno de los asentamientos más antiguos en el Perú. Con el paso del tiempo, surgieron comunidades sedentarias cuyas estructuras sociales, políticas y religiosas estaban estrechamente ligadas a la naturaleza, siendo influenciadas por culturas como la Chavín, Recuay e Inca.
Durante la era de la conquista y colonización española entre 1532 y 1600, la región fue dividida en encomiendas, como Huaylas y Conchucos, con el propósito de explotar sus recursos minerales, principalmente oro y plata. Esta actividad económica prosperó durante cerca de cuatro siglos hasta que el área del parque fue designada como espacio natural protegido, limitando las actividades económicas solo a aquellas que beneficiaran directamente a las comunidades campesinas locales.
A partir de la década de 1860, comenzaron las expediciones científicas para estudiar la cordillera Blanca y sus alrededores. Investigadores como Antonio Raymondi y otros científicos europeos y norteamericanos fueron pioneros en explorar las alturas, siendo los primeros en alcanzar las cumbres del macizo nevado Huascarán y otras montañas que superan los 6000 metros sobre el nivel del mar.
En 1977, la Unesco reconoció al Parque Nacional Huascarán como reserva de la biosfera, y en 1985 lo declaró Patrimonio Natural de la Humanidad. Desde entonces, su gestión fue transferida al Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado. Con una extensión de 3400 km², el parque alberga una amplia variedad de ecosistemas, lagunas, glaciares y una rica biodiversidad, convirtiéndolo en uno de los parques más importantes del país en términos de potencial hidrológico y conservación de la naturaleza. Ofrece diversas actividades recreativas como el andinismo, acampadas, paseos en bote y avistamiento de fauna, siendo también sede de eventos deportivos internacionales como el Circuito Mundial de Downhill Skateboarding desde el año 2017.
Historia
Fundación del Parque Nacional Huascarán
La historia del Parque Nacional Huascarán se remonta a la década de 1960, cuando el senador Augusto Guzmán Robles presentó un proyecto de ley para su creación. En 1963, dos años después del establecimiento del Parque Nacional Manu, el Servicio Forestal y de Caza delimitó por primera vez el área del parque, inicialmente llamado Parque Nacional Cordillera Blanca, pero que en 1966 fue renombrado como Patronato del Parque Nacional Huascarán. Esta área inicial cubría 321,000 hectáreas y se emitió una Resolución Ministerial prohibiendo la tala y caza de especies nativas.
El 1 de julio de 1975, el gobierno peruano creó oficialmente el Parque Nacional Huascarán mediante un Decreto Supremo, ampliando su extensión final a 340,000 hectáreas. En marzo de 1977, la Unesco lo reconoció como reserva de la biosfera, incluyendo el núcleo del parque, la zona de amortiguamiento y la zona de transición, que abarcan varios poblados y asentamientos rurales, con un área total de 1,115,800 hectáreas, equivalente al 30% del territorio departamental.
Finalmente, el 14 de diciembre de 1985, el Parque Nacional Huascarán fue declarado Patrimonio Natural de la Humanidad. Organizaciones como Birdlife International y Conservation International han reconocido al núcleo del parque y otras áreas dentro de la reserva como importantes para la conservación de aves, debido a su alto endemismo y las amenazas que enfrentan.
En 2004, la administración del parque fue transferida al recién creado Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado (SERNANP). Desde entonces, se ha trabajado en la protección del parque y su zona de amortiguamiento, preservando una amplia gama de hábitats, especies naturales y numerosos sitios arqueológicos.
Evolución y cambios a lo largo de los años
Desde su fundación, el Parque Nacional Huascarán ha experimentado numerosos cambios, adaptándose a los desafíos de la conservación moderna y evolucionando para mejorar la experiencia de los visitantes sin comprometer su integridad ecológica.
El Legado del Parque Nacional Huascarán
El Parque Nacional Huascarán, ubicado en Perú, toma su nombre de la imponente montaña Huascarán, la más alta de la cordillera Blanca y de toda la región intertropical. El término «Huascarán» proviene del quechua ancashino «waska» que significa ‘soga o reata’, y «ran» que es un sufijo verbal o adverbial. Por lo tanto, «Huascarán» puede interpretarse como ‘dispuesto como soga’ o, de manera más contextualizada, como una ‘cadena de montañas’. Este parque nacional es reconocido por su impresionante belleza natural y su importancia en la conservación de la biodiversidad en la región.
Historia de la región de Huascarán
Durante la división del supercontinente Pangea, el territorio oriental de la actual cordillera de los Andes —en ese entonces una meseta con picos que alcanzaban los mil metros— era una inmensa y tupida sabana que hacía de orilla a un mar que se adentraba desde la actual Colombia hasta el norte de Bolivia. Este ecosistema templado a orillas del mar con ríos tributarios de gran caudal que descendían de la primigenia cordillera de los Andes propició la proliferación de diversas especies de dinosaurios, los cuales legaron un extenso yacimiento de huellas y fósiles en el actual territorio suroriental del parque nacional, en terrenos que se formaron durante la etapa del Albiense durante el Cretácico Inferior y que ahora se encuentran sobre los 4000 m s. n. m.
Época precolombina
La presencia humana en la región data desde, aproximadamente el 13 000 a. C., dentro y alrededor del parque existen varios sitios arqueológicos que muestran que las ocupaciones a altitudes superiores a los 3700 m s. n. m. fueron bastante comunes en su tiempo, los restos más conocidos son Guitarrero, La Galgada, Tumshucaico (Caraz), Huaricoto (Marcará), Honko Pampa, Ichic Tiog (Chacas) y Chavín de Huántar. Por miles de años, los pobladores de ambas vertientes cruzaron la cordillera Blanca por las quebradas Santa Cruz-Huaripampa, Llanganuco-Morococha, Honda-Juitush, Uquian-Ututo-Shongo, y Olleros-Chavín. En los flancos de la cordillera y en varias de sus quebradas, existen vestigios de grandes extensiones de terrazas agrícolas y corrales antiguos. Las zonas de cultivos y pastos se abastecieron con agua provista por ingeniosos sistemas de represas y canales.
Virreinato y república
Durante el virreinato el territorio del parque fue adquirido por familias portuguesas, españolas y criollas acaudaladas, generalmente militares que habían destacado en Europa o América. Estas familias fundaron grandes haciendas con el fin de explotar el territorio contiguo rico en mineral. La minería continuó sin interrupción por cuatrocientos años y se consolidaría con la llegada de la República. Las tierras que en un inicio pertenecían a las comunidades campesinas les fueron arrebatadas completamente por lo que se registraron numerosas quejas de pobladores indígenas contra los hacendados, quienes colocaban tranqueras y mayordomos en las entradas a las diversas quebradas, reclamando acceso a los bosques para leña, pastos y demás recursos naturales de la zona alta.
Exploradores de Huascarán
En la década de 1860, el científico italiano Antonio Raimondi llevó a cabo el primer estudio detallado de la geología de la región, documentado en su libro «El departamento de Áncash y sus riquezas minerales» publicado en 1873. En este trabajo, Raimondi también incluyó observaciones sobre la riqueza biológica y arqueológica del Callejón de Huaylas y la zona de los Conchucos.
Posteriormente, entre 1880 y 1900, científicos alemanes como Gustav Steinmann, August Weberbauer y Wilhelm Sievers realizaron estudios más detallados dentro de la cordillera Blanca. Simultáneamente, el francés A. C. de Carmand amplió las observaciones de Raimondi sobre los yacimientos minerales en la región.
En 1904, Reginald Enock, un ingeniero inglés, intentó escalar el Huascarán, alcanzando una altitud de 5100 metros. En 1908, la americana Annie Peck lideró la primera expedición exitosa a la cima del pico norte del Huascarán, acompañada de dos guías suizos, después de varios intentos fallidos en años anteriores.
En 1932, miembros del Club Alpino Austro-Alemán iniciaron expediciones científicas en la cordillera Blanca, logrando el primer ascenso al Huascarán Sur. Estas expediciones, que continuaron hasta 1938, conquistaron varias cumbres importantes de la región.
En 1950, el cartógrafo Fritz Ebster logró representar toda la cordillera Blanca en un solo mapa por primera vez. Además, Hans Kinzl dirigió varias expediciones en las décadas siguientes, continuando con el estudio de los nevados, glaciares y lagunas de la región.
En 1984, el botánico americano David Smith llevó a cabo un censo de la flora cordillerana, registrando 799 especies dentro del Parque Nacional Huascarán.
Geografía
El Parque Nacional Huascarán está situado en la sierra central del Perú, dentro del departamento de Áncash. Se encuentra completamente alineado con la cordillera Negra y abarca las regiones biogeográficas Suni y Janca, cubriendo toda la extensión de la cordillera Blanca. Desde una perspectiva política, el parque se extiende por partes de las provincias de Bolognesi, Asunción, Carhuaz, Huaraz, Huari, Huaylas, Mariscal Luzuriaga, Pomabamba, Recuay y Yungay. Con una superficie total de 3400 km² (o 340,000 hectáreas), el parque tiene unas dimensiones aproximadas de 158 km de longitud de norte a sur y 34 km de este a oeste. Su perímetro está delimitado por 110 hitos en coordenadas UTM
Ubicación y extensión
Situado en la región de Ancash, el parque abarca un área de más de 340,000 hectáreas, protegiendo vastos segmentos de la Cordillera Blanca.
- Administración: SERNANP.
- Grado de protección: Parque nacional.
- Fecha de creación: 1 de julio de 1975.
- Número de localidades: 10 provincias.
- Visitantes (2016): 259,090.
- Superficie: 340,000 ha.
Principales características geográficas: Cordillera Blanca, Valle del Callejón de Huaylas
La Cordillera Blanca, situada dentro del Parque Nacional Huascarán, se extiende por aproximadamente 180 km de norte a sur. Es hogar de una impresionante cantidad de recursos naturales, incluyendo 663 glaciares, 16 picos nevados que superan los 6000 m s. n. m., y otros 17 que alcanzan más de 5000 m s. n. m. Además, la región cuenta con más de 269 lagunas y 41 ríos que alimentan a los ríos Santa y Marañón.
El Valle del Callejón de Huaylas es una pintoresca región ubicada en la parte central de los Andes peruanos. Rodeado por imponentes montañas de la Cordillera Blanca y la Cordillera Negra, este valle ofrece paisajes impresionantes y una rica biodiversidad a lo largo de aproximadamente 180 km de norte a sur, ofreciendo impresionantes vistas panorámicas de picos nevados y paisajes naturales de gran belleza. Además de su espectacular entorno natural, el valle alberga encantadores pueblos andinos, como Carhuaz y Caraz, que conservan su rica cultura y tradiciones ancestrales. El Valle del Callejón de Huaylas es un destino imperdible para los amantes de la naturaleza y los entusiastas del turismo de aventura, ofreciendo una variedad de actividades como senderismo, escalada en roca y montañismo.
El Impresionante Relieve del Parque Nacional Huascarán
El relieve del Parque Nacional Huascarán es extremadamente accidentado, abarcando toda la cordillera Blanca con sus flancos este en la región de los Conchucos y oeste en el Callejón de Huaylas. Se caracteriza por sus imponentes cumbres nevadas, con altitudes que van desde los 5300 hasta los 6757 metros sobre el nivel del mar, siendo el Huascarán Sur el más alto del Perú y de toda la región intertropical.
Las quebradas profundas y encajonadas atraviesan la cordillera Blanca transversalmente, presentando pendientes extremadamente empinadas con gradientes que oscilan entre el 85 % y el 90 %. Hacia el sur del parque, estas pendientes disminuyen, con declives que varían entre el 30 % y el 60 %. El ancho de estas depresiones varía entre 200 y 400 metros, y algunas están ocupadas por lagunas extensas como Llanganuco, Parón y Rajucolta, formadas como resultado de la desglaciación.
El paisaje por debajo de los 5000 metros sobre el nivel del mar está caracterizado por una mezcla de pampas pequeñas y grandes rodeadas por terrenos con pendientes semiempinadas. Estas pampas, de origen fluvioaluvial, están compuestas principalmente por arena arcillosa. Por encima de los 5000 metros, se encuentran morrenas laterales formadas por la desglaciación, así como conos de escombros flanqueados por terrenos muy empinados, en algunos lugares completamente verticales.
Geología
La geología del Parque Nacional Huascarán y del macizo Contrahierbas en la cordillera Blanca se distingue por su composición de roca volcánica andesita, que le confiere su característico color negro. Los habitantes locales lo llaman Yanarraju en quechua, que significa «montaña negra». El área del parque abarca formaciones geológicas que van desde el jurásico superior hasta el cuaternario reciente, compuestas por una variedad de rocas sedimentarias, volcánicas, intrusivas y depósitos cuaternarios. La geología local también muestra rasgos estructurales como pliegues y fallas, como la notable falla de la cordillera Blanca, que forma el batolito del mismo nombre.
Las estructuras geológicas en el área son muy complejas debido a las fuertes deformaciones y fallas ocurridas durante la orogénesis andina y los procesos subsiguientes de emplazamiento del batolito de la cordillera Blanca, así como el movimiento espirogénico que afectó a los Andes en general. Las rocas sedimentarias presentes muestran varios pliegues, principalmente orientados en dirección noroeste-sureste, en línea con la orientación de la cordillera de los Andes, y están intersectadas por fallas de diferentes magnitudes.
En el corazón del parque se han identificado 15 formaciones geológicas, siendo las más destacadas la Granodiorita Tonalita, que abarca el 24,6% del territorio, la formación Chicama con el 22,8%, y diversos depósitos glaciares, morrénicos y fluvioglaciares que cubren el 19,8%, 10,2% y 7,8% del área respectivamente.
Falla de la cordillera Blanca
La falla activa de la Cordillera Blanca, que se extiende aproximadamente unos 200 km, marca el límite occidental del Batolito de la Cordillera Blanca, desde Conococha en el sur hasta Corongo en el norte. Se formó durante el límite entre el neógeno y el cuaternario, hace unos 5,3 millones de años, cuando comenzó el levantamiento de los Andes. Durante el periodo cuaternario, hace unos 2,5 millones de años, cuando esta región era una meseta con altitudes que no superaban los 1000 m, la actividad de la falla se intensificó, provocando un hundimiento del bloque occidental (el Callejón de Huaylas) y un levantamiento del bloque oriental (la sierra oriental de Áncash), que se elevó unos 3000 metros a una velocidad de aproximadamente 1 mm por año, una tasa que continúa en la actualidad.
Los estudios de geología sísmica indican que esta falla sigue siendo activa, lo que la convierte en una fuente sísmica importante dentro del continente o intraplaca. Esto significa que pueden ocurrir rupturas violentas con desplazamientos geológicos de hasta 3 metros, dando lugar a terremotos con magnitudes de hasta 7,4.
Hidrografía
Glaciares
los glaciares se extienden a lo largo de sus 180 kilómetros, desde el nevado Tuco al sur hasta las proximidades del nevado Champará al norte. Hay alrededor de 27 glaciares que alcanzan altitudes superiores a los 6000 metros sobre el nivel del mar, y aproximadamente 200 más que se encuentran entre los 5000 y 6000 metros. La mayoría de los ríos que nacen en los valles de esta cordillera fluyen hacia la cuenca del río Santa. La superficie cubierta por nieve abarca 504,4 km², lo que equivale al 14,84 % del área total del parque. En total, se estima que hay 712 glaciares que suman 486 037 km² y un volumen aproximado de 18 458 km³ de agua en estado sólido, que poseen un potencial hidrológico significativo.
Biodiversidad
Flora: especies endémicas y su importancia
El parque alberga una rica variedad de flora, incluyendo especies endémicas que son esenciales para el equilibrio ecológico y la conservación del suelo y el agua.
Fauna: diversidad de especies y conservación
La diversidad de fauna es notable, con especies como el cóndor andino, el puma, y la taruca, que encuentran refugio en este hábitat protegido.
Ecosistemas: paramo, bosques nublados, glaciares
Los distintos ecosistemas, desde páramos hasta bosques nublados y glaciares, crean un mosaico de hábitats que sustentan una biodiversidad excepcional.
Atractivos Principales
Cumbre del Huascarán
La cumbre del Huascarán, punto más alto del Perú, ofrece vistas espectaculares y es un desafío codiciado por montañistas de todo el mundo.
Lagunas: Llanganuco, 69, Parón, entre otras
Las lagunas del parque, como Llanganuco, 69 y Parón, son famosas por sus aguas cristalinas y los impresionantes paisajes que las rodean.
Pueblos tradicionales y turismo cultural
Los pueblos alrededor del parque ofrecen una rica experiencia cultural, con tradiciones vivas y una hospitalidad que calienta el corazón de los visitantes.
Actividades Turísticas
Senderismo y trekking: Ruta del Santa Cruz, Laguna 69
Las rutas de senderismo y trekking, como la del Santa Cruz y Laguna 69, son perfectas para explorar la diversidad natural del parque a pie.
Escalada en hielo y montañismo
Para los aventureros, la escalada en hielo y el montañismo en las cumbres nevadas del parque representan desafíos inolvidables.
Observación de flora y fauna
La observación de la rica flora y fauna del parque es una actividad pacífica que permite a los visitantes conectar con la naturaleza de manera profunda.